jueves, 17 de mayo de 2012

El Arte de la Autodestrucción

Ramiro Lapiedra había tocado el cielo con las yemas de los dedos, premiado en el Festival Erótico de Barcelona como el mejor director de cine porno español del momento, y con el reconocimiento y admiración de todos los que le rodeaban, cualquiera en su lugar habría disfrutado con un baño de masas, pero Ramiro no.
  
Terriblemente hastiado por no poder llevar su filosofía de Metacine X al cine convencional decide autoretirarse del cine porno en el mejor momento de su carrera profesional. Para evitar su caída en el abismo, aparece en su vida una mujer, la preciosa Maria Lapiedra, que consigue robarle el corazón al ex director y alejarle de la mala vida de fiestas, alcohol y drogas.

En teoría Ramiro tenía en sus manos todos los ingredientes para un final feliz en la pelicula que protagoniza, su vida. Pero es él mismo quien echa todo a perder y vuelve a caer una y otra vez en su faceta más oscura, llevándole al divorcio de la mujer que más ha amado en su vida y lo encamina directamente hasta la propia autodestrucción profesional y personal.

La Orina y el Relámpago (Hermanos Lapiedra, 2004)

No sé si os ha pasado alguna vez que, al ver una película, las imágenes te impiden articular una sola palabra, cada secuencia te deja pensando qué vendrá después y, al terminar, hace que necesites unos minutos para asimilar lo que has visto y empezar a reflexionar. Eso, y muchas otras sensaciones que no sé muy bien como describir, es lo que me pasó con "La orina y el relámpago". Este filme de los hermanos Lapiedra fue un proyecto a margen del circuito cinematográfico porno y convencional, un intento de crear de forma libre. Cine de arte y ensayo o "metacine", como el propio Ramiro le llama. Vanguardia. Y, para ella, contó con la presencia de dos actrices más que efectivas: Celia Blanco y Ángela Peña. En esta crítica sólo muestro mi opinión (como siempre) y mi interpretación, que no espero que sea la misma de la de ningún otro espectador ni la de los propio hermanos Lapiedra (seguramente, Ramiro grabó libremente, sin planificación, pero los críticos tendemos a querer explicarlo todo, xD).


Dos bellísimas y jóvenes prostitutas, lesbianas, bulímicas y adictas a la cocaína, descienden en un viaje sin retorno a los abismos de la autodestrucción (cito, en la reproducción del argumento, las palabras del propio Ramiro).

Pornoticiero entrevista a Ramiro Lapiedra

Estamos frente a Ramiro Lapiedra, escritor y director de varias películas controvertidas como “La orina y el relámpago” una conmovedora historia sobre el mundo de la droga y la prostitución, considerada por el prestigioso escritor e historiador de cine español, Román Gubern, como una de las mejores películas con sexo explícito del cine actual. 

Ramiro Lapiedra nos habla de esta película y nos cuenta también su relación con sus “exs”, el éxito de ventas de “Posesión” después de más de dos años de lanzamiento y de su paso al cine convencional, donde asegura que lo necesita para expresarse.

martes, 15 de mayo de 2012

Primeras páginas de Amor, Alcohol y Coca


Primera parte
Alcohol

—Pero si yo no quiero estar entre locos... —comentó la niña.
—¡Ah! Pero no puedes evitarlo —le dijo el gato—:
¡Aquí estamos todos locos!
Lewis Carroll

Tiré las revistas pornográficas y corrí en busca de un lápiz.
¡Una novela! ¡Otra novela! ¡Qué idea! ¡Dios santo, qué idea!
John Fante

En sus grises visiones obtienen atisbos de eternidad
y se estremecen, al despertar, descubriendo
que han estado al borde del gran secreto.
E. A. Poe

¡¡Vive en el Sol!!
Flaubert

La bebida y el diablo nos llevaron a puerto.
Stevenson


1

Me hallo inmerso en la ruina más absoluta.
Aún es más doloroso cuando hasta hace unos meses
me sobraba el dinero.
Vivo acogido en casa de Miss Universo transexual. Es
mi último verano en Barcelona.
Acogido, es decir, no pago un duro de alquiler ni de
comida. Un pisito muy cuco a un paso de Las Ramblas,
en pleno Barrio Chino. Todo decorado de Ikea. Es como
si viviera solo. Ella duerme todo el día y se prostituye toda la noche.
Mi habitación está repleta de cabezas de maniquíes
calvas donde Kelly deposita sus múltiples pelucas. Nunca
imaginé que el olor a cabello y a laca pudiera llegar
a desagradarme tanto. Por mucho que airee el cuarto,
siempre apesta a peluca.
Hay de todos los colores: cortas, largas, lisas, rizadas...
En alguna de mis borracheras he estado a punto de
bajar a la calle con una de sus pelucas estrella: la verde
fantasía. Una manera de solidarizarme con Baudelaire.
Pero al final me rajo siempre.
Invertí todo el dinero ahorrado durante varios años
en mi última película (la superproducción de cine para
adultos más ambiciosa jamás rodada en España) y un so-
cio me estafó. Sin embargo, tengo más energía que nunca.
Tengo «proyectos».
Quiero cambiar la Historia del Cine. Pero del cine
«normal», me he cansado de dirigir cine porno. Creo que
es posible porque se trata de un arte joven, todavía en
pañales. Lo pienso sincera y humildemente. Y sé que lo conseguiré.
Desde la ventana de mi habitación, observo a menudo
la flora y fauna que pulula por el Raval. Tampoco
tengo nada mejor que hacer. Moros, gitanos, negros, carteristas,
camellos, borrachos, yonkis, vagabundos, putas
y turistas. Esencialmente. Llevo varios meses aquí y algunas
caras comienzan a resultarme familiares. El grupo
más entretenido suele ser el de las prostitutas africanas.
Discuten y chillan por cualquier cosa entre ellas. A veces
llegan a las manos. Entonces me parece que esté en el
palco vip de algún gran teatro o circo romano. El espectáculo
es impagable. Las tres o cuatro que se colocan
justo bajo mi ventana, siempre me saludan amablemente
cuando salgo o entro en casa. Deben pensar que soy el
macarra de Kelly. Los culos de las putas negras son semejantes
a los culos de las transexuales: si te acostumbras
a ellos, los demás te parecen planos, blandos... insulsos.
Su manera de ser también se asemeja bastante: violentas
y desconfiadas como perros callejeros. Eso sí, a la mínima
muestra de cariño sincero que les des, se convierten
en tus amigas para toda la vida. Así Kelly.
He de ser sincero: Kelly ha intentado que la folle
varias veces. Pero no lo he hecho. Todavía no, al menos.
Algunas veces se mete en mi cama al amanecer, cuando
vuelve de hacer la calle. Huele, en esas ocasiones, a
humo de tabaco y a una extraña mezcla de perfumes de
caballero. Mi técnica de despiste sutil es hablarle de su
chalet en Río de Janeiro, de cómo avanza la construc-
ción... o de sus clases de interpretación y de lo famosa
que se haría si se cruzara Almodóvar en su camino.
Enseguida se le olvida el sexo y nos pasamos un buen
rato charlando animadamente. La quiero mucho pero
no me atrae en absoluto. Antes de largarse a su habitación
siempre me hace el mismo numerito.
—Ramiro... ¿cómo me ves?... Sé sincero —se levanta
y se despelota—. Me voy a quitar tetas y culo... ¿qué opinas?
—Yo te veo muy bien. Tenemos que apuntarnos al
gym, cielo. Siempre lo decimos y nunca lo hacemos.
—Sí, pero creo que me voy a quitar tetas y culo. Así
nunca conseguiré ser actris convensional. Paresco un putón. ¿Eh, Ramiro?
—De putón nada. Eres la más «natural» de todas tus
amigas y lo sabes. Si no tuvieras ese rabo descomunal,
me casaría contigo mañana.
—No digas tonterías va... —dice, sintiéndose halagada,
y se observa en el espejo del armario, sopesando sus
enormes pechos—. Todas envidian mis tetas. Hoy casi
me peleo con Aurora. Qué envidiosa es esa puta. Además
se le ha enquistado la teta derecha.
—¿Cómo quieres que no te envidien cielo? ¡Eres Miss Universo trans!
—No seas pelota, Rami, que te quiero igual.
—Anda, ve a dormir. 
Y ni se te ocurra pensar en quitarte tetas o culo. Me gustas así.
—Buenas noches, señor director.
—Buenas noches, Miss Universo. Mejor dicho, buenos días.
Antes de irse me deja en la mesilla, como cada mañana, un billete de 20 euros.
Si sigo comiendo siempre en Mac Donalds y dejo de
gastar en libros y cerveza... pronto tendré una pequeña fortuna ahorrada.
Kelly... Kelly. Cuando ahora te recuerdo es imposible
que no acudan a mí, tan intensos como en aquellos días,
los olores y los colores chillones de tus largos baños de
agua muy caliente con pétalos de rosa, mondaduras de
frutas y miel, oro líquido deslizándose lentamente por tu
piel morena: ceremonia diaria antes de salir a enfrentarte
a los peligros de la noche y de las calles. ¿Realmente
pensabas que ese ritual te concedería con el tiempo
gloria, suerte y riquezas? Quién sabe. Todo es posible.
No fallaste una sola noche. Los Dioses tendrían que ser
benévolos contigo, al menos por tu constancia.




2

—Tengo cojones. ¿Y tú? —le digo y le miro a los ojos.
Debo evitar pestañear. Aunque te arda la sangre, debes
procurar que el pulso no te tiemble. Parecer tranquilo.
—Ve a la mierda, puto marica —dice el rumano.
Puedo sentir su aliento en mi cara. Peso 90 kilos, todo
músculo. Él no pesará ni 80, además es un poco más
bajo que yo. ¿Por qué esta tensión, entonces? Muy sencillo:
él es un chuloputas profesional, curtido en mil y
una batallas callejeras. Yo no.
—Si vuelves a molestar a mi amiga, vendré con un
bate y te romperé las dos piernas. ¿Lo entiendes, pedazo
de mierda? —le digo elevando mi tono de voz.
—Tu amiga mujer con polla, si la vuelvo a ver por
aquí la mato. Y a ti también puto mari...
Antes de que termine de hablar mi puño derecho ha
impactado en su mandíbula con un gancho seco. Por
eso me he acercado tanto, para poder golpear de abajo
a arriba. Si cazo su lengua entre los dientes y se le raja,
mejor. Tengo un sueño que se repite: golpeo a un tipo
grande y peligroso que quiere hacerme daño, le atizo
una y otra vez... pero mis puñetazos no tienen ninguna
fuerza, son como caricias. Es como si el aire los frenara,
una sensación angustiosa que consigue hacerme despertar.
Gracias a Dios esto es la realidad y mi gancho duele.
El macarra se tambalea. Lanzo otras dos hostias, nariz
y sien izquierda. Se apoya en un coche aparcado. Me
aparto para coger más impulso y le doy una patada en
el pecho. Me lanza un directo que me da en la boca.
Duele. Mucho. Me agarra pero me zafo de él y consigo
tirarle al suelo. Bien. Ahora es importante acertar en su
cabeza. Y acierto. Le pateo un buen rato. No sé si el
pedazo de mierda llega a perder el conocimiento. Sé
que sangra. También siento el sabor inconfundible de la
sangre en mis labios y mi lengua. Noto la boca como si
me la hubiesen anestesiado en el dentista. Me alejo de
allí andando muy rápido. Esto es la adrenalina, me digo
a mí mismo, esto es la adrenalina. La famosa adrenalina.
Ahí la tienes, Rami. Tu organismo dominado por ella.
Solo es una pelea de nada, relájate. Joder, relájate. Entro
en un bar procurando tapar mi boca con la mano. Me
meto al servicio. A ver. Labio hinchado, partido. Rostro
pálido. Sangre en nudillos y camiseta. Ramiro se mete
en peleas. Ramiro bebe. Ramiro está mal de dinero. Ramiro
vive con una trans. «Mujer con polla», dijo el rumano
cabronazo. Qué bueno: mujer con polla. Hay que
ponerse las pilas y volver a triunfar. Va. Me lavo la cara.
Salgo y me siento en una mesa algo apartada. Tengo intactos
los 20 euros de hoy. Bien. Me pido una cerveza
en jarra grande. Esto hay que celebrarlo. El qué, no lo sé.
Pero hay que celebrarlo. Por todo lo alto. Me bebo mi
cerveza. Beber solo es extraño. Tiene su aquel. Me pido
otra jarra grande de cerveza. Cuando empiezo a beber la
tercera, ya surgen las ideas maravillosas sobre mi primera
película de cine convencional. Me viene a la cabeza
una lluvia de ideas. Una tromba. Sirimiri. Un conocido
decía sirimiri refiriéndose a una tormenta. ¡Menudo sirimiri
de ideas cuando uno bebe! Cuantas más jarras,
más ideas. Así funciona esto. Riada de ideas originales,
imágenes poderosas. Espuma, oro frío y sangre en mis
labios. La sangre se mezcla con las burbujitas y sube
como un relámpago de oro rojo a mi cerebro. Plaga de
ideas. La Peste. Famélicos perros callejeros y enloquecidos
hombres bailan en una ciudad en ruinas. Nadie se
preocupa de recoger a los muertos o de enterrar a los
cadáveres. Hay ataúdes por todas partes llenos de ratas
albinas grandes como gatos. Las bestias se han contagiado
del baile macabro de los humanos. Menudo ritmo.
La danza de la muerte es contagiosa. Con el estómago
vacío y el olor dulzón de la carne pudriéndose por todas
partes... entonces sí que surgen ideas. Ideas delirantes.
Los nenes no tienen nada que comer y se convierten en
pequeños vampiros que chupan la sangre de sus madres.
Las madres que han parido varios hijos lo están pasando
fatal: las criaturas son increíblemente voraces. Una señora
gorda baila con un esqueleto. Una rata los mira y
se ríe a carcajadas. Qué ridículos son los humanos. Sí.,
pero tenemos ideas.
Aquí, con mi labio partido y mi jarra de cerveza helada,
arruinado y solo... no dejo de generar ideas. Si pudiera
ponerme a dirigir en este preciso momento, crearía
la mayor obra de arte audiovisual de todos los tiempos.
Javier, Penélope... confiad en mí. Tan solo dejaos llevar...
y formaréis parte de esta gran obra maestra. ¿Que no sabéis
quién coño soy? Joder... soy Ramiro Lapiedra, director
de cine porno. Sí, he dicho porno, pero dadme esta
oportunidad. No os arrepentiréis.
Ahora paso de pensar en mi película a imaginar la
noche del estreno. Y de ahí me veo recogiendo un premio
importante. Recogeré mi premio borracho y con una
tía maciza a cada lado. Dos putillas de las Ramblas, africanas.
Se chillarán y se tirarán del pelo a ver cuál agarra
la estatuilla. Quizás lleve también algún transexual marcando
culo de silicona y paquete. Que sepan quién es
Ramiro Lapiedra. No estaría mal vomitar en el estrado.
Eso. El cine como vómito. El cine como sangre. El cine
de los fluidos. ¿Dónde te has metido Cassavetes? ¿Por
qué tuviste que palmarla? Me has dejado solo con mis
cervezas y mis sueños...
Cuando el rumano me ha dado ese directo en la boca
he sentido algo. Dolor, sí. Pero prefiero el dolor a no sentir
nada. Sentir es lo más importante. Cuando veo una
película, muchas veces no siento nada, me aburro, no
me interesa lo que me cuentan y mucho menos cómo me
lo cuentan. Es terrible. Te pica el cuero cabelludo y no
dejas de mirar el reloj. Es un drama. El drama de la mediocridad.
El drama de los dramas: el tedio. Quiero que
sucedan cosas. Lo que sea. Las putas africanas peleando
sería algo. Nada del otro mundo, pero algo. Diferente a
las películas de «crítica social» del cine español... por
ejemplo. Los asistentes de las primeras filas podrían recibir
salivazos, sangre... a lo mejor se le escapa a una un
tacón y le da en la cabeza a alguien. Así sabrán los del
cine lo que son dos zorras auténticas. No son princesas.
No. Ni recitan frases de guión con cara de pena, forzada
y falsa. Son pura vitalidad. La sal de la vida. Un espectáculo
de carne y energía. Sus culos, elásticos tambores de
ébano. Sus coños, rajas rojas y rosas como pequeños filetes
crudos. Grandes y húmedas ostras granates. El clítoris
es una perla eréctil de sangre rosa coagulada. Mucho
mejor prestar atención a dos furcias oscuras zurrándose
la badana que a las películas de animación 
seleccionadas o a los cortos finalistas.
Las prostitutas negras suelen ser voraces como pirañas
en temas de sexo. Una vez, hace ya años, tuve una
experiencia curiosa con una. En aquella etapa de mi vida,
antes de meterme en el mundo del cine porno, me dedi-
caba a trabajar de portero en discotecas. Pues bien, otro
amigo y yo nos llevamos a dos prostitutas negras amigas
suyas de un club a casa de él. Yo llevaba currando todo el
fin de semana casi sin dormir y me había pasado con la
cocaína y el alcohol. La puta se desnudó en un plis plas
y se estiró en la cama desperezándose como una pantera
brillante. Yo me preparé la última raya de coca que quedaba
mientras la observaba. Se retorcía y acariciaba con
los dedos su vulva rosa y gruesa con fuerza. La pantera
esperaba ese momento del día en el que el chico del
zoo abre la jaula y lanza la comida: grandes pedazos de
carne cruda todavía llenos de sangre negra. Su «hambre»
me superó por completo. Me dejó fuera de juego. En ese
preciso momento supe con total certeza que no empalmaría
con esa fiera corrupia ahí, agitándose como una
poseída, con la manaza hurgando en su herida obscena.
Me arrodillé y me puse a lamerle el coño con energía. Si
se corre, se calmará. Pensé. Llevaba un buen rato chupando
cuando la muy puta empezó a tirarme del pelo
con fuerza y a gritar «¿po qué tú no follaar? ¡¡¿Po qué tú no follar?!!»...




3

Me doy un paseo hasta el gimnasio de mis colegas
rapados y tatuados. Tipos duros. Están en el bar de al lado
tomando algo. Me siento un rato con ellos. Me invitan a
otro par de cervezas. Desde que les regalé un lote de mis
pelis me adoran. Luego algunos salieron de extras en Lolita
Pink blood, nuestra peli porno de mafias. Me pasan,
fiado por supuesto, un gramo de farlopa. Le diré a Kelly
que lo anote en «gastos extra». Un día es un día. Estoy
celebrando algo, aunque no me acuerdo bien qué es.
Uno de ellos se ha tatuado un pescado gigantesco a todo
color en el costado. Me aclara cuando me oye decir lo de
pescado que es «una carpa japonesa». Lo mismo me da.
Es horrible. Otro se quita la camiseta y muestra orgulloso
una calavera en la espalda. Bueno, mejor que el pescado
con bigotes sí que es. Robi, campeón de valetudo y otras
artes marciales extremas, se ha tatuado una mirilla de
fusil en el cogote y telarañas en los codos. Tienen para
vender porras extensibles, puños americanos, cuchillos
de todos los tamaños y aparatos que te dan descargas
eléctricas. Salgo de allí armado hasta los dientes. Todo
fiado, claro. Me estoy pasando con los «gastos extra».
En casa de Kelly cojo una cerveza de la nevera y me
siento en el salón a ver la tele. El gramo de coca me arde
en el bolsillo. No dejo de toquetearlo. Como el anillo del
poder. Maldita droga. Pero el aburrimiento es mal consejero.
Saco la coca y vierto un poco en un dvd de Bergman,
Fresas salvajes. Machaco las piedrecitas. Un viejo
profesor rememora su existencia. Bergman, tus películas
son un poco lentas, debes reconocerlo. La mejor aquella
con los enanos circenses jugando al corro manolo en la
habitación de un hotel misterioso y abandonado, bajo la
atenta mirada de un niño. También tengo aquí la carátula
de Medea, de Pasolini. Obra maestra absoluta. Debería
haber vertido la coca en Medea y no en Fresas salvajes.
Bueno, da igual. No seamos tiquismiquis. Hago el turulo
con un sucio billete de 5 euros. Es lo que tiene ser pobre.
Lo malo no es la coca, sino meterte esta mierda de billete
usado y asqueroso en la nariz. Esnifo. Pego un trago a mi
cerveza. La tele no ayuda. Emiten estupideces inclasificables.
Un reportero nos enseña cómo cocina un chef.
El reportero es un subnormal histérico. Se le nota feliz y
radiante por presentar esta basura. Cocinan corriendo,
como si alguien les persiguiese. «El tiempo es oro en la
tele» dice y babea un poco. Prueba la comida. Habla
con la presentadora con la boca llena, ella es una señora
fea y sosa que solo dice tonterías. Dios. Al menos la
mamá del reportero se sentirá orgullosa viendo a su hijo.
«Mi nene trabaja en televisión...». Su nene es un idiota
integral, lo siento. Quito la tele. Pongo un cd de música
popular mexicana que tiene Kelly. Cojonudo. Boxeo un
rato con mi sombra con mi nuevo puño americano marca
Diablo. Abro la porra extensible y le doy un par de
hostias al sofá. Cerrarla es más difícil. La dejo abierta. Así
zurraré más rápido a un ladrón si osa aparecer por aquí.
O si viene el chuloputas del Este buscando venganza.
Aquí estoy. Con mi puño de acero y mi porra. Bailando
en la soledad de un hogar ajeno. Atrévete. Vamos. Soy un tipo peligroso.
Me siento y vierto más coca. Esta vez en Medea. Una
raya más grande. Esnifo. Voy a la nevera a por otra cerveza
fría. Cerveza y cocaína. ¿Qué más se puede pedir?
La gente se pasa la vida trabajando para pagarse estos vicios.
Y las putas, claro. Yo estoy en la ruina pero disfruto
igual de todo esto. Solo me falta un buen coño. Llamo a Kelly al móvil.
—Cielo, vente pronto y trae amigas. Va. Trae cervezas
y farlopa. Va Kelly, ¿hace cuánto que no nos pegamos una fiesta?
—Vaaale, Rami. Eres imposible. La verdad es que
hase tiempo que no nos pegamos la fiesta.
—Oye... que vengan amigas con coño, por favor.
Pasadas un par de horas de música mexicana, cerveza
y coca, llega Kelly con los refuerzos. Gracias a Dios se
han animado a venir, aparte del clásico grupo de divinas
transexuales, tres mujeres sin polla: dos brasileñas y una española.
Saludo efusivamente a todo el grupo. Somos trece
personas ahora en esta casa, de las cuales solo una no tiene tetas: yo.
Soy el alma de la fiesta. Además, mi colocón me hace
estar exultante. El alcohol elimina los miedos e inhibiciones
casi por completo. La cocaína te convierte en el ser
más sociable del planeta. Coged a un tipo callado, tímido,
seco e introvertido y hacedle esnifar unas rayas de
farlopa, os contará su vida entera, con pelos y señales.
Solo dejará de largar de vez en cuando para daros un
abrazo y deciros cuánto os quiere... aunque os acabe de
conocer. Las trans es como si llevaran la coca en la sangre
de serie. Siempre están eufóricas. Son extraordinariamente
extrovertidas, al menos conmigo. Han traído cervezas
muy frías... para un batallón. También dos botellas
de Bombay Saphire. Y refrescos. Me ofrezco voluntario
para preparar gin tonics estilo Lapiedra. Me preguntan
qué peculiaridad tienen. Ninguna. Pero los hago yo, joder.
«Te está preparando una copa el mismísimo Ramiro
Lapiedra... la leyenda viva... un artista visionario que no
necesita dinero para ser feliz». Le digo a una de las trans.
«Aaaa... ¿Qué es artista visario?». Responde. No joder,
visionario... de visión. Veo luz e imágenes donde tú solo
ves oscuridad... veo más allá. Cuando tú pasas por delante
de una vieja vendiendo lotería, yo observo a una bruja
ciega prediciendo la muerte de Macbeth... donde tú ves
a Kelly discutiendo con un cliente, yo veo a un animal
mitológico que baila en un bosque de cristal mientras el
mundo se derrumba a su alrededor. Los clientes son sátiros
de gruesas pezuñas, vosotras, Diosas hermafroditas
con dientes de mica y berilio que iluminan la noche...
las calles, bacanales y los edificios, inmensas piras que
arden para iluminaros: el espectáculo es demencial, pura luz. 
Kelly me dice: «Espero que luego vomites dentro del water, Rami».




4

Voy a la cocina a pillar otra cerveza ya que la ginebra
huele y sabe a colonia. Allí está buscando algo para comer
la putilla española. Es una verdadera monada. No
debe de tener ni 20 años, es rubia de bote y muy pálida
de piel. Sus labios son terriblemente carnosos y no
los lleva pintarrajeados como las zorras. Parece más una
gogó o una pastillera de discotecas que una buscona callejera.
¡He estado tan entretenido riéndome con las trans
y las brasileñas que no me he fijado en esta preciosidad!
Me dice que se llama Laura y que tiene 19 años. Casi podría
ser mi hija. Cojo su carita entre mis manos. Observo
sus ojos. Son enormes. Como los de un dibujo animado
japonés. La piel de su rostro es extraña. Demasiado blanca
y con algunas marcas como de haber pasado acné o
algo así. Me viene a la cabeza una mujer con una rara
enfermedad por la cual nunca pudiera darle el sol... una
vampira. Una bella y lánguida vampira salida de un lienzo de Rossetti.
—Laurita... ¿eres una vampira? Puedes ser sincera
conmigo. No me asustaré. Soy un director de cine pornográfico-
metafísico, arruinado, alcohólico y adicto a la
coca... si muerdes mi cuello, te intoxicarás.
—Jejejejeje... Claro que no. Soy muy blanquita de piel.
—Pareces albina, cielo. Eres una cría, ¿qué cojones
haces vendiendo tu coño en la calle?
—Es un lío... explicarlo. Han pasado muchas cosas.
Antes curré en un club, pero es mejor la calle. Llevo muy poco tiempo.
—¿Eres de Barcelona?
—Nooo. Soy de un pueblo de Murcia.
Doy un largo trago a mi cerveza.
—Yo fui portero de una disco en Murcia. Casi me matan. 
Pero en general fue divertido.
—¿Quieres jamón? —dice y me ofrece una loncha de
jamón de pavo light, lo mismo que está comiendo ella.
Kelly tiene la nevera repleta de mierdas light. 
Este pavo sabe a plástico mojado.
—No, gracias cielo. Llevo desde hace horas bebiendo
y metiéndome rayas. Sería incapaz de comer nada.
¿Conoces mucho a Kelly?
—Qué va. La conocí en un chill out en casa de Pocahontas,
una de las dos brasileñas que han venido conmigo.
¿Quieres cristal?
—Claro.
Saca una bolsita con cristal. Moja su dedo con saliva,
lo impregna y me lo mete en la boca. Su sabor es
agrio. Acabo la cerveza y cojo otra. Agarro a Laura por
la cintura y la acerco hasta que nuestros cuerpos quedan
pegados. Noto su respiración, expectante. Apoyo mi cabeza
en su hombro. Huelo su cuello, su pelo. Cojo entre
mis labios el lóbulo de su oreja suavemente. Se deja hacer.
Me fascina el tacto y el olor de la piel de las mujeres.
Bajo mi cara por su pecho, no lleva sujetador bajo la
camiseta. Sus tetas son duras como piedras. Huele a toda
una noche de trabajo duro. Huele a sudor. Eso termina
de ponerme la picha dura. Olisqueo sus sobacos como
un perro. No le gusta y me aparta la cabeza. Me besa.
Juntamos nuestras lenguas durante un buen rato. Lleva
piercing en su lengua de niña mala. De repente, me vie-
ne a la cabeza cuántas pollas habrá chupado esta noche.
Me aparto. El cristal ya empieza a hacer de las suyas con
mi percepción de la realidad. Veo como difuminada a
Laura y escucho su voz lejana, aunque está pegada a
mí. Me arde el pecho. Tengo una extraña erección. Una
erección, digamos... venenosa. Soy una serpiente que
debe morder a su presa para seguir con vida. Inocular mi
veneno en el coño de una joven puta cada cierto tiempo
me mantiene vivo. Nosotras las serpientes, junto a los
escorpiones, somos los seres más cabrones de la creación.
El veneno nos hierve en la sangre. Se acumula en
nuestro organismo. Nos enferma... necesitamos envenenar
a los demás para liberarnos un poco. Inocularlo en
algo vivo. Si muerdes una silla, no te liberas. La madera
no respira. La carne de esta niña sí. Acaricio sus tetas. Es
curioso, la piel de las tetas es más suave que la del resto
de su cuerpo. Todavía más. Mis manos, encallecidas
por años de levantamiento de absurdos hierros, recorren
sus tersos pechitos. Sus pezones se encabritan bajo mis
dedos. El milagro de los pezones, la transformación de
la materia. Prefiero los pezones cuando no están duros,
no sé por qué. Pero a ellos les da igual, a la mínima, se
ponen en guardia, pequeños puñales de carne que salen
de su funda. Poros que cambian de color y de tamaño.
Misterio y milagro de la carne. A Borges le fascinaban el
pelo y las uñas... siempre creciendo, incansables incluso
después de la muerte. A mí me llaman más la atención
las partes del cuerpo humano que aumentan de tamaño
bajo los efectos de la excitación. Los pezones y el clítoris
en las hembras, la polla en los machos. La mayor parte
de las decisiones importantes, incluso las más cruciales
que toman los hombres, tiene que ver con esa pequeña
cantidad de sangre que infla de repente los cuerpos cavernosos
de sus penes. Uno pasa de andar tan tranquilo
por ahí, a tener algo grande y duro entre las piernas. Es
para volverse loco. Por mucho poder, por mucho prestigio,
por mucha inteligencia, por mucho dinero que poseas...
ese pedazo de carne tieso como una palanca, te
induce a cometer locuras. Preguntadle a Bill y a tantos
otros que se dejaron llevar antes que él. A veces la polla
manda, en mi caso casi siempre.
Laura, pequeña Laura, pienso ahora que empecé a
enamorarme de ti cuando susurraste ese «Vale».
Tú dijiste «¿Quieres follarme?» y yo te dije «Quiero
dormir abrazado a ti, necesito cariño». Entonces tú respondiste
«Vale», pero en voz muy bajita, casi imperceptible.
«Vale», me pasaría escuchando ese «vale» de tus
carnosos labios temblorosos toda mi vida.
Tumbados y abrazados en la cama, rodeados de cabezas
con pelucas que parecen observarnos extrañadas
por tu presencia aquí, escuchamos el jolgorio que llega
desde el salón y nos miramos fijamente a los ojos. ¿Te
acuerdas? ¿Por qué luego habría de torcerse todo? Completamente
desnuda, pareces un ángel de nácar asustado
que busca protección entre mis brazos. Ni yo puedo follar
por mis excesos de esa tarde noche, ni tú lo deseas
realmente. Solo nos abrazamos. Solo nos miramos sin
decir gran cosa. Y así, entrelazado tu caliente cuerpo albino
con el mío, entrelazados mis pies con tus pies, tu
mirada con mi mirada, nos quedamos dormidos.
Recuerdo con exactitud lo que sueño esa noche.
Las doce putas me rodean. Me observan con curiosidad.
Entonces me doy cuenta de que soy un niño, pequeño
y desnudo. Todas me hacen monadas y me dicen
tonterías, como a los bebés. Yo intento hablar con ellas,
pero no sé hablar. Me muevo muy nervioso. Me pongo
todo rojo. «cu cú» «cosita bonita» «ch ch ch ch ya ya»
me tocan el ombliguito, me hacen cosquillas. Laura se
arrodilla y me ofrece un puño americano de oro macizo
repleto de diamantes que brilla y me deslumbra.
Quiero decirle que se levante, que soy Ramiro, todo un
hombre... pero soy incapaz de expresarme, solo consigo
llorar y emitir extraños sonidos. Entonces comienzo a
hacerme pipí. El chorro sale hacia arriba como una pequeña
fuente. Cada vez más potente. No puedo parar de
mear. Por esa extraña capacidad de metamorfosis que se
posee en los sueños, ahora ya soy mayor, y estoy sobre
la mesa donde antes yacía como un bebé. Sigo desnudo
y sigo meando pero ahora el chorro tiene mucha más
fuerza e impacta directamente en los rostros de las doce
furcias, que lo reciben con placer, con ansiedad... como
si llevaran esperándolo toda la vida.
En mis manos dos puños americanos de oro 
y diamantes lo iluminan todo.



En AMOR, ALCOHOL Y COCA, la segunda novela de Ramiro Lapiedra, éste continúa su andadura autobiográfica retratando otra etapa de su ajetreada vida, igual de delirante y enloquecida, o incluso más que la de su anterior novela (Epifanía. Un rodaje porno). Esta vez sus aventuras y desventuras se sitúan en Barcelona, donde arruinado, convive con transexuales, prostitutas, delincuentes y todo tipo de personajes de la fauna del Raval (Barrio Chino de Barcelona).

Acogido de casa en casa y sin un duro, Ramiro sigue obsesionado con el Cine, la Belleza y con llegar a crear la obra de Arte Total, mientras continúa inmerso en una espiral autodestructiva de drogas, alcohol y sexo compulsivo.

Si su primera novela suscitó una gran polémica mediática, la brutal sinceridad de esta no dejará a nadie indiferente.

"Tengo ganas de llorar, de cantar, de gritar, de bailar como un poseso, de decirles a todos ahí fuera que los quiero con locura, de follar, o mejor, de hacer el amor dulcemente a todas las fulanas del planeta susurrándoles bonitas palabras de compromiso al oído. Tengo ganas de danzar junto a Rimbaud. "¡¡¡¡Danza, danza, danza, danza, tambores, danza, danza, danza, danza!!!!". Cuando salgo tropiezo con un actor porno checo y nos enzarzamos en una violenta discusión. Me voy de Bagdad cabreado con todos. -¡¡Aquí nadie ha leído a Rimbaud!! -Les increpo. -Ni falta que nos hace... _Escucho mientras me alejo de allí tambaleándome.
 




Primeras páginas de Epifanía. Un rodaje porno


La necesidad sexual es el más violento de nuestros apetitos,
El deseo de todos nuestros deseos.
SCHOPENHAUER

Hacer cine es escribir sobre papel ardiendo.
PIER PAOLO PASOLINI

Lo más profundo es la piel
PAUL VALÉRY

PRIMERA PARTE
LA IDEA

Y arroja ante mis ojos,
de confusión repletos,
vestidos rasgados, heridas abiertas,
y el aparato sangrante de la Destrucción
CHARLES BAUDELAIRE
-LAS FLORES DEL MAL-


Soy un hombre enfermo.
El sicólogo me ha dicho que tengo un sistema neurovegetativo lábil.
¿Qué significa?
No lo sé.











La desesperación es bella.
Eso dice Rober, el guardaespaldas de las bailarinas y actrices porno de nuestro stand.
Proporciona seguridad a las chicas, junto con Papone, un cubano de 120 kilos de peso, campeón de judo y de lucha libre en Cuba.
Resulta ser todo un poeta, Rober.
Nos hemos hecho bastante amigos.
Él me enseña golpes de boxeo y me explica cómo fumaba base de coca cuando era uno de los cobradores y sicarios más violentos de Madrid.
Yo le cuento historias del mundo del porno.














El mundo del porno.
Estamos ahora dentro de mi habitación del hotel donde se celebra la ceremonia de entrega de premios del FICEB (Festival Internacional de Cine Erótico de Barcelona).
Sobre la mesa varias botellitas del minibar de diferentes licores y un CD de “50 Cent” lleno de rayas de coca.
- ¿Qué debo hacer para tumbar a un tipo grande? Un tiparraco como Papone.
- No dejes de mirarle nunca a los ojos, no bajes la mirada, no permitas que el miedo se apodere de ti…y lánzale un directo certero y seco a la mandíbula. Todos tenemos una mandíbula parecida, seamos como seamos de grandes. Al desencajarse deja en blanco al cerebro. Te mareas y te vas al suelo. Papone también.

Afuera, por los pasillos del hotel, corretean las Porno Stars checas y húngaras: chochos rosas
con largas patas blancas. Carne, carne, carne.














- Zorras. -Dice Rober mientras convierte un billete en un tubo perfecto para esnifar. Sus manos son hábiles para eso. Se nota que ha estado muy metido en temas de drogas.
- Putas. -Digo yo, y esnifo una raya con el rulo perfecto que me pasa Rober.

Resultan molestas las risas estúpidas y los grititos histéricos de las chicas. Corretean ajenas a todo. El hambre, la guerra, la injusticia…todo eso no existe para ellas. Ni siquiera como “conceptos”. Simplemente no existen. Son Porno Stars. ¿Cómo puede pasar alguien hambre? Que se meta al porno. Aquí se gana dinero. Sólo tienes que abrirte de piernas.

Llaman a la puerta. Es Ramón Nomar., uno de los mejores actores porno del mundo.
-Joder, tío -le digo -qué elegante estás.
-Una noche es una noche. -Responde él con su inconfundible acento gallego. - ¿Bajáis?
-Sí, claro. -Respondo.
Esnifo un par de rayas, bebo de un trago mi cubata y abrazo a Rober.
-Te quiero tío…todo hombre debería boxear. -Le digo.
-O dirigir pelis guarras. -Me dice.















El gran ascensor del hotel baja repleto de bellezas del este.

Apesta a una mezcla de perfumes caros y sexo. Por mucho que se laven estas putas pálidas siempre apestan a sexo. A champú exótico. A piel suave. A pintalabios. A zapatos de tacón muy altos. A coño.
Coños expertos y profesionales que no suelen despertar mi simpatía. Es difícil excitarse con mujeres tan predispuestas. Difícil enamorarse con mujeres tan usadas.
Le pongo a una de ellas la mano en el culo y le digo “eres bella como el miedo”, ella responde “jijijiji”. No entiende, por supuesto. El único idioma que entienden es el de la polla.Polla dura: todo va bien. Polla blanda: problemas. Ramón se pone a hablar con ella en checo, todas han follado con él en una u otra película.

Se abre el ascensor. El hall está lleno de gentuza del porno de todo el planeta.

Saludando a unos y a otros, ya no estoy, en absoluto, convencido de ser un artista, un creador, un director de cine.















El cine: el séptimo arte. La industria del cine para adultos. Habría mucho que discutir sobre esto.

“Eres el número uno” me dice el director de la APEGOA, algo así como una asociación para productores y distribuidores de cine porno en España, cuando recojo mi estatuilla. Una tía desnuda y alada, bañada en oro. Una ninfa. Ninfa al mejor director. Bien. Me siento en mi mesa entre abrazos y besos.

La película por la que he ganado, “Ejércitos de lesbianas”, me repugna.















- ¿Cómo que te repugna?

Me pregunta en los lavabos mi amigo Toni Ross, actor porno húngaro con el que he trabajado en casi todas mis películas.
-Si es lo mejor que he visto nunca. 46 actrices, las mejores del mundo, y Nacho Vidal,
Andrea Moranty, Ramón Nomar…YO…
-Lo sé, Toni…si no es ESE el problema. El reparto es espectacular. TÚ estás genial. Es…otra cosa…-Le digo.
- ¡¡¿ Qué otra cosa?!!! -Me dice casi gritando. No soporta verme deprimido cuando se supone que deberías estar dando saltos de alegría.
- No sé… Siento…que me he vendido. Suena a tópico Toni, pero es así. Chicas perfectas, cuerpos 10, acción, tiroteos, persecuciones, coches de lujo y mansiones de lujo…atletismo sexual. Polvos grabados en alta definición… ¿Para eso he estudiado cine? ¿Para eso me he quemado los ojos viendo noches enteras ciclos de Bergman o Pasolini? Siento vergüenza, tío.
Tanto dar la lata con mi filosofía y mi “metacine”… ¿Para qué?
-¿Filosofía, “metacine”? Esto es porno, Ramiro. Antes decías “Amo el porno”…
- Ese es el problema: antes.

Entran Yolanda y Miranda, dos actrices porno, claro.















-¡¡¡Hola Rami!!!! Os hemos visto entrar y como tardabais tanto hemos pensado, “anda, estos dos se están empolvando la nariz, a ver si nos invitan”…-Dice Yolanda.
-Muy buena idea, ¡¡Sí señoras!! -Digo yo.
La idea de esnifar me saca temporalmente de mi estado melancólico. Nos metemos los cuatro al water y cerramos la puerta con pestillo. Toni prepara cuatro generosas rayas de cocaína, es la noche de la entrega de premios y hay que estirarse.

Yolanda y Miranda: dos ninfómanas sin dobles caras. Lo que hay es lo que ves. Pura bondad. Bobas. Cariñosas. Hipersexuales. Sienten verdadero afecto por su director, lo noto. Las recuerdo compitiendo en “Ejércitos de lesbianas” para ver cuál chupaba mejor la polla de Nacho Vidal en una escena de trío. Cada una poniendo en juego sus mejores armas, sus trucos estrella. Me enternecía verlas allí, mirándome de reojo para ver si captaban en mí algún gesto de aprobación. “No me miréis a mí, mirad a la cámara o a los ojos de Nacho… ¡a mí no!”
Y ellas se apartaban la melena para ofrecer su rostro nítidamente a la cámara y seguían chupando enérgicamente.















Yolanda: un coño moldeable.

Yolanda: podían embestirle los actores mejor dotados del planeta, podía sufrir una sesión de dobles penetraciones vaginales…podían follarla si fuera necesario perros de pelea, burros, gorilas macho dominantes, caballos percherones, elefantes y ballenas blancas…si luego, en un descuido, le metías la puntita mientras se cambiaba de ropa en el vestuario, “déjame follarte un poco amor…es por desconectar”, entonces su conejo se adaptaba a tu picha como un guante, “¿por desconectar, Rami?” “Sí, tengo la pulsión escópica saturada de tanto veros follar” “¿La qué?” “Da igual, así, saca el culito para arriba, amor…”
De repente va y me dice: -Si quieres puedo apretar…así… -Y aprieta hasta casi estrangularme la polla… -Joder Yolanda, si aprietas tanto me correré.
Sigue apretando.
Me corro.















“El Pirata” es la discoteca donde se celebra la Porno Party tras la cena de entrega de premios.

Estoy sentado junto a un grupo variado de amigos y amigas del business.
Así como con el director todos quieren llevarse bien, entre los actores la tensión puede cortarse con un cuchillo. Forman grupitos “afines” (la palabra la sacan de un famoso reality televisivo) para ponerse a parir los unos a los otros.
Los tópicos más recurrentes son: “Ese no empalma ni con viagra” (para ellos) y “A esa le apesta el coño, habrá pillado algo seguro” (para ellas).
Si hiciéramos caso de las habladurías, todos los actores serían impotentes y todas las actrices tendrían diferentes tipos de hongos en el chichi.

Luego se sonríen hipócritamente y se dan dos besitos cuando se cruzan en películas y festivales.















Yo, como siempre que se trate de una fiesta, estoy borracho.
Muy borracho.

Todos lo saben: Ramiro Lapiedra es un borracho. No sabe beber. Además se droga, claro.
“¿Sabes que Ramiro se desmayó el otro día en tal fiesta? ¿Sí? ¡Qué fuerte! …Pues dicen que se lió a hostias con su actor en tal rodaje porque se había enamorado de aquella actriz húngara y no soportaba verlos follar… ¿Sí? ¡Qué loco! …”

Me levanto, tambaleándome.
Hace unas horas cuando he intentado decir unas palabras en la entrega de premios, sólo he acertado a decir: “…A muerteeee…” con voz pastosa.
La coca puede jugarte malas pasadas cuando se trata de hablar en público, pero sin esnifar ni beber me es imposible aguantar a toda esta chusma del porno.















Me dirijo a los baños de la disco.

Saludo a unos y a otros. “Hola, hola… jajaja.. jijiji… Enhorabuena, gracias”.
Me cruzo en la pista de baile con la maquilladora de “Ejércitos de lesbianas” y le doy un abrazo cariñoso. Responde bien, apretándome bastante. Pero ¿no era Diana la maquilladora fría e inaccesible? ¿No criticaba abiertamente mi parodia sobre el lesbianismo con sus miradas inquisitivas? ¿No me ponía a caer de un burro, la bella y seca Diana, cuando maquillaba a mis Porno Stars? “¿Por qué dejáis que os toque el coño cada vez que le dé la gana? ¿No os dais cuenta de que no os respeta? Sois actrices…NO PUTAS.”
Pues bien, me acompaña de la mano a los baños. El alcohol hace milagros.
¿Así que te va la farlopa, eh? Pienso.
Tiene 21 años y una piel tan pálida que parece casi transparente. Jamás toma el sol, por lo visto. Un ser creado de luz y miga de pan. Fomenta un rollo muy hippie. Empezó a atraerme de verdad el día en que descubrí que no se depilaba las axilas: una buena mata de pelo en los sobacos o en el coño me excita terriblemente, para qué negarlo.















Desde que descubrí los encantos ocultos de Diana, andaba yo como un perro en celo lanzándole indirectas soeces y acosándola…y así me pasé el resto del rodaje.
Fue un rodaje largo puesto que, para ahorrar en gastos de producción, grabamos tres películas seguidas: “Ejércitos de lesbianas”, “Los machos contraatacan” y “El fin de los hombres”. Diana acabó harta de mí. Aunque creo que, muy en el fondo, le halagaban mis groserías machistas, se sentía deseada.

En el baño le pregunto si toma coca. “Claro, si no ¿qué hago aquí encerrada en un baño contigo, Ramiro?” “Ah, muy aguda, sí” le respondo. “Sólo tomo en ocasiones muy especiales, y ¡hoy hemos ganado un premio!” Dice ella. “Así se empieza” Pienso yo.
Preparo dos rayas de un tamaño que, con total seguridad, ella nunca ha probado antes.
Esnifo la mía primero para infundirme valor y, cuando ella se agacha para meterse la suya, coloco sutilmente mi mano en su coño, bajo la fina falda sesentera. Un escalofrío recorre mi cuerpo. El bulto que crea el vello púbico en sus bragas ESTÁ ARDIENDO. Ella ni se inmuta, sigue ofreciéndome su culo y su coño mientras coloca el turulo en la línea de droga LENTA Y PARSIMONIOSAMENTE. Todo sucede en unos segundos, aparto la braguita y clavo mi dedo corazón en su coño húmedo. Se le escapa un gemidito, seguido del sonido con el que esnifa.
Mientras sigo hurgando con mi mano derecha en su vulva, saco mi polla dura con mi mano izquierda. Coloco la punta de mi rabo justo en la entrada de su coño y espero. Ella no se mueve. Es una señal: se la clavo ENTERA. Toda. Directamente. Ahora sí que gime como dios manda. Está cerradísima, casi resulta doloroso. Seguro que es lesbiana pero deja que algún tío le meta la polla “en ocasiones muy especiales”.















La follo con todas las fuerzas de que soy capaz dentro de ese espacio tan reducido. Quiero que recuerde mi polla durante mucho tiempo. Nunca habrás esnifado una raya tan gruesa.
Nunca te habrán metido una polla tan grande. Hoy es un gran día, Diana. Además hemos ganado un premio.
Cuando nota que voy a correrme va y dice: “Dentro no, Rami”. Esto acaba de ponerme bestia. Esta frase “dentro no, Rami” ha hecho crecer mi rabo dos o tres centímetros más.
Malditas hippies: no creéis en la píldora. Mejor. Mucho mejor. Meto y saco la polla con energías renovadas “¿Qué dices?” le pregunto aunque la he escuchado perfectamente. “Voy a correrme, cielo” le digo, para que me grite que dentro no…pero, sorprendentemente, dice: “nada, no he dicho nada…folla…Rami folla folla folla.”















Después de la discoteca, hemos ido a parar a casa de mi amigo Juan Carlos, lo mejorcito del parque: Nacho Vidal, Natalia Zeta, Lady Mae, Dunia Montenegro, Andrea Moranty…varias actrices más, varios actores más, un par de periodistas especializados en temas porno (Paco y Manolo) , Berlanga hijo, otro hijo de una famosa tonadillera y tres o cuatro camellos que se han unido a la fiesta y ahora vierten su material de forma gratuita para todos nosotros…No se puede pedir más para un chillout.
Berlanga está borracho. Como siempre. Como yo. Nacho se ha quedado dormido en el sofá, babeando como un cerdo adulto a la hora de la siesta, frito por el GHB.
Para controlar mi borrachera me preparo una raya XXL. Esnifo. Me sube inusualmente rápido. Es buena, esta coca.
Laura, actriz porno, se arrodilla y se mete en la boca la polla de Mike, actor porno. La gente ni se inmuta.

-HE TENIDO UNA IDEA. -Digo de repente.















-Sálvese quien pueda. -Dice Berlanga.
-He tenido una ILUMINACIÓN -Sigo diciendo -Quiero hacer una película SERIA con sexo
explícito.
-¿Cómo seria? -Dice Paco, y esnifa una raya.
-Sí… ¡Seria! No más lesbianas ni mucho menos ejércitos de lesbianas. No más mamadas interminables. No más “felatrices” babeando con la mirada fija en la cámara como bobas mongólicas esperando el toque de gracia.
Laura saca la polla de Mike de su boca y me mira mosqueada. Natalia Zeta y Lady Mae abandonan por un momento su acalorada discusión sobre cuál es el actor que mejor “folla por el culo” (se supone que el mejor es el que menos daño les hace) para recriminar mi actitud. -Pero si tú eres uno de los directores que graba las mamadas más largas...contigo las escenas son interminables. -Dice la filipina pequeñaja, Lady Mae.

Lady Mae mide 1,50 y es tan suave al tacto como un peluche.
Una noche en el rodaje de LOLITA PINK BLOOD, se deslizó entre las sombras de la noche sin hacer ningún ruido y se metió en mi cama. Se abrazó a mí sin decir nada. Su piel era terciopelo y olía a bebé y su cuerpo ardía. Se acopló a mí y comenzó a besarme el cuello. Mi polla se puso dura y ella, con un ligero movimiento de cadera, la introdujo en su pequeña vulva depilada. Recuerdo aquel polvo como algo extraño, animal…sin palabras.
¿Para qué decir nada?















-No os lo toméis a mal, joder…es una idea que tengo dándome vueltas en la cabeza desde hace tiempo. Grabar el sexo SIN CÓDIGOS PORNO: mamada, posturitas variadas y eyaculación facial…todo eso FUERA y SOBRE TODO, una peli clasificada X con un tema SERIO…¿¿¿No os dais cuenta de que los grandes textos clásicos están impregnados de un erotismo brutal??? LA BASE DE LA CULTURA OCCIDENTAL ES PORNO…
-Te refieres a los mitos griegos ¿Verdad? -Dice Manolo, y esnifa una raya.
-No, bueno sí…pero mi idea es hacer una peli sobre LOS MITOS HEBREOS.
-La Biblia Porno…-Dice Berlanga, y le da un largo trago a su copa.

Nacho Vidal emite un extraño ruido y babea un poco más.
Ahí tenemos al mejor actor porno del planeta… Ecce homo…Yo me lavo las manos.














Epifanía. Un rodaje porno es un relato autobiográfico en el que un director de Cine X, en la cumbre de su carrera, adicto al sexo, al alcohol y a las drogas, pretende crear la mejor película porno de todos los tiempos, basándose en relatos de La Biblia. La industria del cine para adultos, los férreos códigos de este género, los productores y los propios actores, se lo pondrán todo muy difícil. Esa imposibilidad de expresarse le hundirá todavía más, si cabe, en los abismos de la autodestrucción… pero ¿podrá el verdadero amor redimirlo? El autor realiza en este libro un ejercicio descarnado de introspección, dirigido sin piedad contra su propia imagen y de una dureza tal, que muy pocos escritores se hubieran atrevido a llevarlo a cabo. Así mismo, pone en jaque a la millonaria y poderosa industria del porno y a sus “vacas sagradas”, al criticar despiadadamente todo lo que rodea este negocio, con nombres y apellidos.

"NECESITO DECIRLE QUE LA AMO. me arrodillo y esnifo otra raya. No soy un drogadicto. SOY UN COBARDE. Salgo al ruedo. El toro es La Belleza. En esta corrida también hay sangre. Peligro. También lo arriesgo todo como un matador bajo el sol abrasador en la arena ardiente de la plaza. Él y yo, ambos... NOS JUGAMOS LA VIDA."

Libros de Ramiro Lapiedra en papel

¿Todavía eres de los que prefieres leer los libros en papel? ¿Has buscado los libros de Ramiro Lapieda en librerías y estaban agotados?


No te preocupes, si quieres leer Epifanía. Un rodaje porno o la su última novela Amor, Alcohol y Coca en papel aquí puedes conseguirlos.

Lo único que tienes que hacer es contactar por email ramicine@hotmail.com y el propio Ramiro Lapiedra te enviará el libro por correo postal a tu propio domicilio firmado por él.

domingo, 13 de mayo de 2012

¿Ángel o demonio? El bien y el mal. Ramiro Lapiedra vuelve a bajar a los infiernos



Jordi Anjauma entrevista a Ramiro Lapiedra, quien nos presenta su nuevo libro, mientras vuelve a destapar la caja de los truenos de la paternidad del hijo de Miriam Sánchez, Siembra la semilla de la duda sobre la infidelidad de Belén Esteban y confiesa descaradamente que le pone Isabel Rábago…. ¡¡Empieza el espectáculo!!

Me cito con una alma de ángel y unas actitudes de diablo, hoy después de un tiempo apartado de la polémica, mi entrevistado vuelve a coger el transporte de la provocación y del sentimiento "destroyer" que le caracteriza, envuelto de unas tintes literarias viene a presentarme su nuevo libro, un libro dónde se encarna a sí mismo y dónde los tabús no existen, proviene de un mundo como el del porno, en su aspiral más alta (director) y en esta entrevista nos habla además del propio libro, de sus coqueteos con las drogas, la bebida.. nos habla de su ex (Miriam Sánchez) ¿como la conoció? ¿le vetó de "Enemigos íntimos"? habla también de un tema que años atrás se toco mucho, cómo su supuesta paternidad del hijo de Miriam, nos habla de un sueño erótico, una colaboradora de "Enemigos íntimos", es su sueño sexual, quién es? y la bomba proviene cuando nos habla de Belén Esteban, en una respuesta cargada de ambigüedad nos deja perplejos, ya más en privado me dice a que se refiere en su contestación, la respuesta y lo que sabe Ramiro es tan grave que por temor a demandas no se me permite poner el nombre de la persona a la cual Ramiro enlaza con Belén esteban, nos habla también que tomo drogas en compañía de gente de un programa televisivo, que programa? Ramiro Lapiedra ha vuelto, su rama de la provocación solo le faltaba regarla con un poco de información, ¡Ramiro ataca!

Entrevista a Ramiro Lapiedra; "Sin conciencia del mal no puede haber erotismo"



RAMIRO LAPIEDRA VISTO POR JOAQUÍN ALDEGUER
“Esta tendencia a rebasar la realidad puede encaminarse según varias direcciones, hacia lo santo o hacia lo malo, debiendo advertirse de todos modos que lo malo mismo se convierte con frecuencia en algo sagrado.”
                                                Rüdiger Safranski (El Mal o el Drama de la Libertad).
Ramiro Lapiedra publicó hace unos meses su último libro, Amor, Alcohol y Coca. Se trata de un pasaje autobiográfico. Ramiro, que acaba de dejarse todo su dinero en dirigir y producir La Orina y el Relámpago, deambula arruinado por las calles de Barcelona. Constantemente borracho, drogado, alternando con la peor calaña de la ciudad, se enamora entonces de una prostituta de diecinueve años, comenzando una historia de amor auto-destructivo y obsesivo, a la vez que continúa su quimera por lograr la obra de arte total.Encumbrado en numerosas ocasiones por literatos y críticos de cine, comparada su obra audiovisual con Kubrick; pero también exiliado a los infiernos una y otra vez por ningún otro que él mismo.
Hablamos con Ramiro, que nos da algunas claves sobre su libro, las mujeres de su vida, el arte y su propio personaje.

Ramiro Lapiedra habla sobre AMOR, ALCOHOL Y COCA



Ramiro Lapiedra empezó desde muy joven en el difícil mundo del porno cinematográfico. Quiso convertir el cine X en algo mas que sexo explícito y escenas típicas. Con sus películas dignificó el guión dotándolo de argumento y planos hasta ahora solo posibles en películas de cine convencional. Y todo ello bajo el beneplácito de sus padres, dos profesores de filosofía.

Tras su periplo como director y productor de cine X, ahora mas relajado y con tiempo suficiente para contar con detalle toda su desenfrenada vida anterior, se aventura en el mundo literario con dos libros autobiográficos: Epifanía: Un rodaje porno, de excelente crítica y ahora recientemente: Amor, alcohol y coca, donde expone sin pudor sus propias vivencias, experiencias personales contadas en primera persona donde el protagonista se expresa con la misma intensidad con la que ha vivido el mismo.

Le enorgullece decir que personajes de la talla de Antonio Saura o Agustí Villalonga han apostado por su literatura y lo consagran. Y es que ha conseguido hacerse un hueco en el dificil mundo de la literatura.

sábado, 12 de mayo de 2012

El Libro de Ramiro, una puta obra maestra

Ayer termine de leer el libro de Ramiro Lapiedra: Epifania de un rodaje porno. Estaba con miedo, reconozco que no me apetecía mucho leerlo porque creía que me iba a encontrar alguna paja mental considerable, creía que el libro seria un conjunto de artículos salidos de su blog, algo inconexo y sin ninguna forma. Para nada, lo primero que te llama la atención es la organización de sus paginas. Pequeños párrafos en cada pagina, como si te estuvieran contando las cosas intermitentemente debido al terrible colocon que muestra el autor en cada pagina. El libro se lee muy bien, y es una de las descripciones mas bestias, reales y sinceras del mundo del porno, justo aquello de lo que nadie habla en ningún lado, ni en las entrevistas, ni en la tele ni en ningún sitio.



Ramiro Lapiedra aguanta el chaparrón en Donde Estás Corazón de Antena 3

El viernes de madrugada el siempre polémico Ramiro Lapiedra acudió al programa que presenta Jaime Cantizano y se sometió a la preguntas de Jesús Mariñas y compañía en referencia a las alusiones que hace de su libro Epifanía. Un Rodaje Porno de personajes como Lucía Lapiedra de la que sugiere una posible vuelta al porno y con la dice tener contacto todavía, habla de las multiples adicciones en las que ha estado metido también habla de Nacho Vidal y de todo lo que se esconde detrás de festivales porno, rodajes y demás affaires del mundillo. 



A continuación los mas o menos 15 minutos de entrevista de Ramiro Lapiedra en Donde Estás Corazón, juzguen ustedes si tiene ó no desperdicio.

Fuente; estrellasdelporno.com
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...